En la vida, cada relación es un campo de
batalla. Las personas con las que compartimos una parte de nosotros son nuestro
terreno, con quienes progresamos, nos superamos, y con quienes intentamos construir
el resto de nuestras vidas. Y justo cuando crees que has ganado la batalla, que
tu mundo está a salvo, regresas al campo de minas, te hieren y te bates en
retirada. Algunas guerras terminan en una victoria total. Algunas guerras
terminan con un ofrecimiento de paz. Y algunas guerras terminan en esperanza.
Pero todas esas guerras no son nada comparadas con la guerra más espantosa de
todas, en la que aún tienes que luchar.
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