Nadie cree que su vida saldrá más o menos bien. Todos
creemos que vamos a estar bien, que haremos cosas grandes. Y desde el día en el
que decidimos ser lo que queremos ser y hacer, nos llenamos de esperanzas.
Esperanzas de los caminos que nos abriremos, de la gente a la que conoceremos, de
cómo encontraremos el amor, y lo que nos afectará… Grandes esperanzas de quién
seremos y adónde iremos. Y entonces, llegamos ahí. Todos pensamos que vamos a
estar bien, que todo será perfecto. Y nos sentimos un poco engañados cuando no
damos de bruces con nuestras esperanzas. Pero a veces, nuestras esperanzas nos
subestiman. A veces lo esperado simplemente se queda en nada en comparación con
lo inesperado. Tienes que preguntarte por qué nos aferramos a nuestras
esperanzas, porque lo esperado es lo que nos mantiene firmes, derechos, inmóviles.
Lo esperado solamente es el comienzo. Lo inesperado… es lo que cambia nuestras
vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario